Sé que sin saberlo, ya lo sabía,
Si aquello no era amor, era lo que era,
Yo ya te tenía en mis mejores vistas,
Haciéndome la cuenta de la vieja.
Tenía centradas y claras las miras,
Sabiendo que perdía todas mis guerras,
El amor no tiene formas escritas,
Ni come siempre con la mesa puesta.
Llevaba tanto tiempo que esperaba,
Que no encontraba la paz ni el anillo,
tampoco tenía descanso aquel dedo.
Dedo acusador en todas mis salas,
Sin discernir nunca el mejor camino,
Apostado por siempre en el peor puesto.
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