Cuántas cosas perduran en la vida,
la vida misma es una de ellas,
aunque es voluble,
al igual que las nubes.
La muerte siempre ha estado ahí,
es más,
forma parte inseparable de la vida,
desde el principio de los inicios.
Con su caprichosa forma de elegir.
Vivir, morir. Morir, vivir,
al final es un todo confundido,
y un concepto sin el otro
no se puede entender.
Yo no le tengo miedo a la muerte.
Bueno, matizando:
a la muerte temprana si.
Es un error garrafal
del ciclo de la muerte
que alguien se vaya joven,
con pocos minutos, horas, días,
meses o años de vida.
No la persigo. No la provoco.
Pero hace años aprendí
que es un ente vivo.
La muerte está viva.
El vivo está muerto.
No necesita de invitación,
un día cualquiera se cuela en tu entorno,
en tu vida, en tus familia.
No es necesario llamarla,
pero llega, en el momento que elija,
llega.
Siento curiosidad por saber qué hay
detrás de ella, a donde te lleva de la mano.
Pero que espere.
Que me espere eternamente.
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