Ella siempre fue mi media naranja,
Yo sólo llegué a ser su medio limón,
Su amor lo gané a destajo en su granja,
A ella le dio un fuerte ataque de tos.
Al final de aquel partido me dijo,
Volviste a perder sin oler el balón,
El árbitro pitó el final del partido,
A la vez que me colabas un infame gol.
Ella me quería con inmensa locura,
Yo perdía mi vida de flor en flor,
Vivo retrato de la Virgen de la Amargura,
Estaba llena totalmente de desamor.
Al final todo quedó en agua de borrajas,
Siempre he pensado que la culpa la tuve yo,
Rompí incomprensiblemente aquella baraja,
¡Me las daba de ser entendido en el amor!
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