Dedicado a una persona entrañable. A una mujer en cuya mirada nunca se pone el sol. Para el alma solitaria de Pilar.
Dos grandes y poderosas razones,
adornan su inigualable figura,
enloquecen lujuriosos los corazones,
cuando mueve con gracejo su cintura.
Unos labios grandes y carnosos,
un pelo liso y largo, precioso,
Virgen para los dichosos ojos,
que miran de frente su rostro.
Virgen que respira de los Suspiros,
Reina somnolienta de los sueños,
Virgen intratable de la Amargura.
Reina viva de lo vivido,
Virgen sin amo de los dueños
Reina cuerda de la locura.
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