A la luz de un par de velas,
no puedo dejar de pensar en nosotros,
mi corazón se convierte en un potro,
a lomos de tu alma bandolera.
Si pudiera eternizar esas velas,
con su cálida luz oscilante,
mi caballo sería Rocinante,
y tu mi bella dama Dulcinea.
Una historia de amor sin medida,
ofreciéndote todo lo que me pidas,
por ser mi razón de existir.
Una historia de amor muy grande,
sin miedos, sin actos cobardes,
dando las gracias por vivir.
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