Es negro, grande, viejo, y muy huesudo,
Aparece sucio, con duro trote,
Jadeantes y andrajosos de rebote,
Le tiran rodrigones a menudo.
Con dientes amarillos, el peludo,
rebuzna estridente como un coyote,
¿De quién huirá este viejo monigote?
Al pasar te roza y te deja mudo.
No te escondas Platerillo, ya se ha ido,
Se oye al fondo el vocerío de la plaza,
Mercaderes, mojarras, amolador.
El campanario pare su tañido,
El miedo parece que no se aplaza,
Nos persiste un incontrolable temblor.
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