Poderoso señor es Don Dinero,
Doblega inquebrantables voluntades,
Se hace dueño y señor de veleidades,
Ajusticiando al mejor caballero.
Tenemos un alma de pendenciero,
Nos vendemos hasta las libertades,
Cambiamos verdades por falsedades,
Malvivimos con aspecto algo fiero.
Hemos de reflexionar el asunto,
Ya que de lo contrario nos perdemos
la vida, sin darnos apenas cuenta.
No lo tengo muy claro, lo barrunto,
Más… ¡Con la felicidad no juguemos!
Porque la vida todo nos lo afrenta…
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