Octava XIII
La Magdala, buen corazón de María,
Hacía sonar en el alma el clarinete,
Cada noche la hacía espléndido día,
A cada día le colocaba un buen solete.
Por eso y por pura galantería,
Mi alma amor eterno te promete.
Tus caricias son como suave pluma,
Es lo único que en mi corazón suma.
Quererte
Octava XIV
Quererte es mi única obligación,
La ocasión parece que calva se pinta,
no te ofrezco amores de salón,
la cara de tu alma no se me despinta,
aún lavando la cara de la mía con jabón,
más parezco un calamar en su tinta,
intentando hacer el libre ejercicio,
de quererte sin perjuicio y con oficio.
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