Ya quisiera yo el dulzor de su mirada,
O tener la mitad de su gran ternura,
Andando por la vida desenfadada,
Negando a todas horas esa negrura,
Ninguneando a la gris tristeza pura,
Añadiéndole una flor bien perfumada.
Cocina inventarios con su gran maestría,
Oye con atención lo que se le dice,
Lo militar siempre ha sido su alegría,
Andando hace camino con simpatía,
Sus hijos hacen que la piel se le erice.
¡Pues menuda Catalano - aragonesa!
Uno lo sabe por ser aceitunero,
Esa mezcla es buena porque te embelesa,
¿Reír con ella?... No hay precio ni dinero…
Te atrapa dejando su huella bien impresa,
A las órdenes de lo que le interesa,
Sabe en su escalafón lo que es lo primero.
Calella, 06/10/16 – 14:02
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