Me tienes el alma demasiado molida,
Harta de hacer siempre tu camino,
Ya no pararé más en tu precioso molino,
Aunque tu corazón de rodillas me lo pida.
Tengo claro que mi amor se te olvida,
Debe de ser algo referente al destino,
Si es planteamiento divino, menudo desatino,
Vivir así esta amarga y desesperante vida.
Se acabó la paciencia del campesino,
Tengo tremendas tentaciones de asesino,
Hasta me ensaño con mi propia herida.
Ya no te espera más mi lado masculino,
Tampoco soy ya tu paciente vecino,
Me propongo no llorar más por la vida vivida.
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