Poema dedicado al primer encuentro de antiguos alumnos de FP Administrativa de Maestría Industrial de Ubeda, Jaén, El pasado 30 de Enero de 2010. Y en honor de D. Diego Hurtado López.
Que levante primero la mano,
Quien no haya nunca jurado en vano
El nombre del Sr. López,
D. Diego Hurtado.
Con el paso de los años,
Echando la mirada hacia atrás,
Mientras el tiempo arretranca,
Y los recuerdos se llenan de vaho,
Nos vuelve un especial cariño,
Hacia un profe en su día “detestao”,
Apreciando demasiado tarde,
que les debemos tanto,
que estábamos en estado de abanto,
y el nos premiaba sin alarde,
regalándonos su tiempo y sabiduría,
nos llevaba por buen camino, con buena guía,
aunque fuese la sobretarde.
Y qué decir de D. Eulalio,
Quien hacía números de calendario,
Pues odiaba las calculadoras,
Llamándolas no “Cajas de Pandora”,
Sino “Cajas tontas con botones”,
Que arruinaban neuronas de hombretones,
Que las usaban con asiduidad,
Igual daba en un pueblo que en una ciudad.
En aquellos años no había maldad,
Sino muchas ganas de comerse el mundo,
Yendo y viniendo por “El Vietnam”,
Benditas mañanas frías por la vereda
de los tan nombrados “Cerros de Úbeda”•
Aunque no fuésemos de allí,
Y viniésemos de otros lares,
Entre montañas, valles y olivares.
Para rematar faenas de Pí.
Con un trasiego febril,
De libros, de amor estudiantil,
De exámenes, de apuntes,
De viajes a regañadientes,
De café de madrugadas,
Cuando venían mal dadas,
acarreando con los suspensos,
dando a las neuronas el pienso,
del que poder sobrevivir.
Y cuando venían bien dadas,
La vida era un cuanto de hadas,
Fiestas de estudiantes,
Viajes de placer, Pisos de mantés,
Verbenas, y desvaríos,
Paseos ahogados de frío,
Se estudiaba la manera
de no estudiar,
Se estudiaba la quimera,
De podernos enamorar,
De profesoras o compañeras,
En algunos discos-pub,
Con herpes y con morreras.
Y qué decir de los fines de semana,
Cuando parecíamos de acampada,
Con lo verde que asomaba,
por cualquier esquina de alquiler,
Guardias Civiles de bonito,
Con sus ropas de paseo,
Con su impecable aseo,
con más de un sambenito.
Delante de las narices empobrecidas,
de estudiantes con bolsillos vacíos,
agarrándonos al salvavidas,
de amores y desvaríos.
Por impedimento de conjugar,
Vacaciones y vida laboral,
Tengo la obligación de declinar,
Mi asistencia a tan magno evento
Y bien sabe Dios que no miento,
Cuando juro que lo siento.
Lo que hubiese disfrutado,
Retomando el hilo de lo recordado,
Y viendo gentes olvidadas en mi mente,
Aunque yo no esté presente,
Seguro que será el mejor festival,
De alegría, de gozo, de amistad,
De reencuentros, anécdotas, honestidad,
De recuerdos en alguna esquina del corazón,
De amores olvidados en un cajón
De sastre de la memoria,
Polvorientas escenas de la razón,
Historias rodando como una noria.
Amistades interrumpidas, que no rotas,
Algunas gafas, algunas gotas,
Más de uno peinando canas,
Y más de otro muerto de ganas,
Por la incipiente calvicie,
Que asoma debajo del pelo,
Alguno que hará el lelo,
Por ahuyentar su molicie.
Con las cabezas nevadas,
Por el transcurrir del tiempo,
Con algunos kilos de más,
Con alguna arruga a destiempo,
Con alguna cabeza afeitada,
Con alguna compañera embarazada,
Con mil historias que contar,
Con mil recuerdos que recordar,
Con charlas con profesores,
De muy buena gana, de mil amores.
Reencuentro de gente con suerte,
Que no es más que la muerte,
Con una letra cambiada,
De gente que sobrevive,
De gente bien acomodada,
De gente que no está en declive,
De gente clara y sencilla
De gente que fue cabecilla,
De revueltas estudiantiles,
Que atacaron por el talón de Aquiles,
Con los sueños de la razón.
Porque fuimos gente buena, buena gente
La gente de nuestra generación,
Porque fuimos gente transigente,
Transparente por definición,
Nos tocó vivir con buena suerte
al final del final de la transición,
porque somos gente indulgente,
porque fuimos gente de contraposición,
porque somos gente inteligente,
porque fuimos gente con buena intuición,
porque somos gente convergente,
porque fuimos gente de tradición,
porque somos gente dirigente,
porque aprovechamos la precognición,
y al final de los finales,
con la sencillez por bandera,
porque nos gustan los carnavales,
porque movemos las caderas,
porque fuimos gente exigente
porque somos gente de buena condición.
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