Dice que soy el único que siempre lo entiende,
en cuanto me ve de cerca se me cuelga al cuello,
Sale corriendo porque bien sabe que me enciende
la llama de mi cariño y mi amor sin resuello.
Por ello camino por la vida presumiendo,
Y me tiembla de amor hasta el bigote y el labio,
Todo lo que hace a diario, siempre lo hace corriendo,
Me enternece al abrazarme mi sobrino Fabio.
Juega muy alegre a darle patadas al balón,
Con intensidad y tesón, es un metegoles,
Se me cae la baba al verle pinta de jugón,
Con su sonrisa puede eclipsar más de mil soles.
Jugar al fútbol es su vida, su gran delirio,
En su cuerpo menudo hay un enorme corazón,
Sus muchos chichones han encendido algún cirio,
Vestirse de corto, en el campo, es su gran pasión.
Todo lo futbolero lo devora con fruición,
le pone un salero que no aguanta comparación,
Juega menos de portero, poniendo el corazón,
Sabe que lo quiero, y no le falta razón.
Si hay que ponerle un "pero"… sólo que es muy merengón,
Salió la vena paterna, ¡qué le vamos a hacer!,
De pequeñito era del Barça y de corazón,
También uno puede cambiar después de nacer.
Puede jugar un día entero con la consola,
Estar horas y más horas mirando la tele,
Su madre se lo raciona y se lo controla,
aunque cede a regañadientes porque le duele.
¿Su piel?, un mapa dibujado con cicatrices,
Señales de una vida tan corta como intensa,
Las horas de papillas nunca fueron felices,
Si habla de bogavantes deja a su tía indefensa.
Siempre le veré pequeño y frágil, y es un león,
Y si le pegan una patada yo me enrabio,
Verle marcar goles me llena el día de emoción,
¡Menudo crack está hecho mi sobrinillo Fabio!
Se ganará algún que otro arañazo en su joven piel,
Su pundonor y su sudor no tendrán agravio,
Su mirada y su sonrisa es dulce como la miel,
Es un angelito especial, mi sobrino Fabio.
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