lunes, 21 de octubre de 2024

4850 A PROPÓSITO DE JUAN




Mi segunda aparicion en un concurso de poesía. (El primero fue hace años en un concurso malagueño). Como ya han pasado los plazos y no he tenido noticias, lo publico.


Para Beas de Segura y Carmen de Michelena.

A vuela pluma para su concurso literario.

 

 

“A PROPÓSITO DE JUAN”

 

VERSOS ALEJANDRINOS

 

No era Juan, ni de lejos, una mujer al uso,

Era una mujer muy alegre y distinta,

Pasó por la vida como una funambulista,

Nadie le permitió ser como ella se compuso.

 

Solo salía por el pasillo de su espejo,

A galopar a lomos de su ansiada libertad,

Sus largas noches llenaba de intensa brevedad,

Sacando de su chistera más de un conejo.

 

Pintaba su corazón con color alegría,

Sacudiéndole a su alma la triste ceniza,

Tenía muy claro que le tenían ojeriza

Sus fronteras eran una pura algarabía.

 

En sus angostos paseos por los tristes cristales,

Fantaseaba con un mundo libre y sincero,

Soportaba en soportales cualquier aguacero,

Si las miradas feas la dejaban en retales.

 

Malvivió su vida en dos mundos diferentes,

De día era un hombre huraño y extraño,

Nadie le ofreció solidaridad en mil años,

Todo el pueblo le reventó mil veces sus puentes.

 

Las noches eran su libertad, su escapatoria,

Su cuerpo reluciente lucía como sentía,

Pintaba de neón las galas de su alegría,

Sus sueños volaban muy alto, a mayor gloria.

 

Una noche, al alba, decidió terminar,

Ya no tenía más ganas de vivir escondida,

Porfió su barba y bigote a doble partida,

Y reescribió una nota póstuma y en singular.

 

Me voy de este mundo tan inhóspito y cruel,

Me voy con la inmensa alegría de ser quien soy,

Nunca he vivido mi vida como pretendéis hoy,

Me voy con un sentimiento sagrado: me soy fiel.

 

Escribo esto para futuras generaciones,

Para que vivan a su aire, como tengan gana,

Porque el que vive a su aire, siempre gana,

Sin deber tener en cuenta otras opiniones.

 

Dejo como recuerdo esa mi mejor sonrisa,

La que solo mi espejo realmente conoce,

Nunca me hundieron en el cieno las mil coces,

Porque no hicieron de mí una persona indecisa

 

Atrás quedan tantos obsequios de sinsabores,

A los cuales recibí siempre con mucha calma,

Porque nunca malhieren ni el corazón ni el alma.

No se sientan nunca sempiternos vencedores.

 

Me voy del mundo con tranquilidad absoluta

Ya que no hice mal adrede, y en conciencia, a nadie,

Paseen mi cuerpo presente para que irradie,

Sin que nadie pueda cobrarme una minuta.

 

Algunos se alegrarán de que ya no haga sombra,

De que no pise con mi sombra sus adoquines,

De que no llore mis penas en sus calcetines,

Yo siempre rezaré por aquel que mal me nombra.

 

Otros, al paso de mi entallado de madera,

Soltarán un suspiro con lágrimas furtivas,

Seguirán malviviendo en manera pensativa,

Escondidos al socaire de la primavera.

 

Los cementerios están llenos de valientes,

Yo solo pretendo ser una humilde persona,

Que a veces vivió su vida en forma cabezona,

Sin más rabia ni odio, apretando los dientes.

 

Mi epitafio debe de ser que viví en libertad,

Que disfruté de mi cuerpo frente al espejo,

Que gocé la vida bajo mi propio pellejo,

Que todo fue tutelado con mi propia lealtad.

 

Ojalá y que las futuras generaciones,

Puedan vivir su vida sin corsés ni coacciones,

Ojalá no hagan falta de más oraciones,

Y que todos vivan sus vidas con sus canciones.

 

Calella, 27/04/24 – 13:56


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