Has paseado tu sombra por esta corta vida,
Y has dejado honda huella en cada pisar,
Y ahora a casi nadie se le olvida
Que nos hiciste siempre el bien, y nunca el mal.
El Altísimo sabrá darte buena recompensa,
Porque en este mundo solo buscaste lo bueno,
Trato fácil, afable, humano, faz intensa
Con todo ser humano, incluso con el ajeno.
Por todo ello llenas de emoción tu paisaje,
Con tu lenguaje y tu forma tan particular,
Por esto se queda muy corto este homenaje
Y escribo este mensaje de forma tan familiar.
Machado se piensa su epitafio sobre sal
Ajena, y yo lo recuerdo por paisanaje:
“Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.”
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