Todas las mujeres son
parecidas
Las maltratan y siguen
aferradas
A historias sin futuro,
sentadas
Sobre felicidades muy
suicidas.
Malviven unos ochentas por
ciento,
Que solo habitan en sus
cabezas,
Desprecian a quienes les
adereza
Una vida feliz y sin más
cuentos.
Tiran sus buenos años por la
borda
Con sus últimas oportunidades
Tan llenas de inocencia algo
idiota.
La sístole del alma quedó
sorda,
La diástole contaba las verdades
que se perdía siempre la
misma prota.
Calella, 12/08/22 – 17:36
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