Mirlo blanco, tan blanqueado,
Que casi queda en sumiso,
Para hablar pide permiso,
Antes de quedar noqueado.
Tan sincero y señalado,
Se fue al momento preciso,
Haciéndole caso omiso
Al que se había sublevado.
Vio venir todo de lejos,
Se salió por la tangente,
Aunque demasiado tarde.
Le dijeron los espejos
Que nadando entre esa gente,
Vivir era mucho alarde.
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