Un soneto alejandrino
Al final, todo se
convierte en agua salada,
Incluso el sudor diario
de tus tristes desvelos,
La frente plateada aja
todos los terciopelos,
Las lágrimas negras
brotan por la alborada.
La mente parece una
joven yegua alada,
difícil de embridar por
todos sus desconsuelos,
el alma no se te parte
en dos, por los pelos,
cualquier buena
añoranza anda decapitada.
Los sueños se llenan de
nieblas y telarañas,
Ayer, parece ser que
fue pasado mañana,
El amor no está hecho
para tu cuerpo serrano.
Los hachazos se visten
de afiladas guadañas,
Todo se te niega porque
le da la real gana,
Otro falso vals que te
toca cambiar de mano.
Calella, 19/04/24 –
20:15
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