Sí, pierde el sentido por su sobrino,
En cada suspiro lo echa de menos,
Son esos suspiros que van tan llenos
De añoranza, de amor de peregrino.
Mira su foto y es un torbellino,
Se acalora ante sus ojos serenos,
Ante esos mofletes tan rellenos
Y esa mirada que es su destino.
El niño de los ojos grandes, bellos,
Con el brillo fulgente de mil soles,
Especialista roba-corazones.
La tita, se le erizan los cabellos,
Sus pupilas brillan cual mil charoles.
Le regala muy bellas sensaciones.
Calella, 22/08/19 – 16:34
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