martes, 1 de abril de 2014

1490 DESCUBRÍ UNA MAÑANA


Descubrí una mañana que las ganas
de mi corazón por tu amor,
no era una cuestión de canas,
pero si de esperar el mejor son,
con sabor a campanadas.

Aquella mañana ¡maldita sea!,
se esfumaron las ganas de bailar
siempre con la más fea,
de no hacer caso a quien me jalea,
por eso aposté por ti, aposté a ganar.

Cuando la noche arreciaba,
cantaba una habanera,
desesperado de tanta espera,
de esperar a quien amaba.

Y llegaste, vaya si llegaste,
con tu rebeca verde oliva,
y te quedaste, vaya si te quedaste,
por tu vida entera, junto a mi vida.

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