Tan orgulloso de mi acento andaluz,
Como escritor me arrimo a jornalero,
En este siglo de las luces… sin luz.
No soy asistente a misa de doce,
Tu artículo treinta y tres no me gana,
Y aunque ya no me ames… reconoce,
Que tu medalla es bastante espartana.
Sé que no lo merezco aunque me tiente,
Enjugándome el miedo que me empapa,
Estoy alegre y feliz entre mi gente,
Y llevo a Andalucía en la solapa.
Los tiempos que vivimos tan tribales,
Están faltos de acciones solidarias,
Nos cuentan las milongas federales,
Para reducirnos a eternos parias.
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